¿Quién no ha visto el rocío de la máquina lavavajillas o de los aparatos instalados en el túnel del autolavado? Estos sistemas, aunque se diferencian en la potencia tienen algo en común: el uso de las boquillas rociadoras de líquido con fines de limpieza. Sin embargo, estas no son las únicas aplicaciones para estos implementos, ya que en sectores industriales los utilizan para casos específicos.
Propiamente en el caso de la industria gasífera se utilizan boquillas especiales para controlar la temperatura de las tuberías por las que circula el gas, mientras que en las empresas dedicadas a la fabricación de muebles, las boquillas se usan para pulverizar el pegamento con el que se unen las piezas de madera.
Las boquillas de pulverización plana son ideales para la profunda limpieza que necesitan los rodillos de las máquinas rotativas con las que se imprimen periódicos, revistas y libros. Cuando deben cambiar de color, la limpieza de los rodillos debe ser óptima, así que la mejor opción son estas boquillas que permiten un chorro plano de alto impacto con el que no queda ni una gota de la pintura que se quiere eliminar.
En lo que respecta al tratamiento de aguas residuales se prefieren las de cono lleno o hueco con las que se le puede ofrecer oxígeno al agua. En esta área asociada al tema ecológico se puede recurrir a diversas boquillas, de acuerdo a la densidad de las aguas y lodos.
Mención aparte merecen los filtros que, en caso de ser necesarios, se instalan dentro de las tipo rociadoras para retener cualquier partícula a la que no se le quiere dar cabida en el proceso de rocío o pulverización.
Esta es una pequeña muestra de las amplias aplicaciones que se le pueden dar a este elemento, con las que se facilitan diversas tareas industriales y domésticas. Para su correcta selección es necesario conocer con claridad cuál es el uso que se le quiere dar.