Ni todas las personas tienen las mismas necesidades para almacenar sus cosas en su trastero, ni todas las soluciones que se ofrecen en el mercado son iguales. Ahora bien, todas las personas que buscan un espacio para que el mismo sea utilizado de trastero persiguen soluciones con un triple objetivo común: la capacidad, la seguridad y la comodidad.
Centrándonos aquí en la solución que un armario trastero nos ofrece para tales necesidades diremos que el mismo debe de reunir unas características esenciales básicas y necesarias para el mismo sea la mejor solución del mercado al respecto.
De entrada el mismo no deberá de resultar visualmente ni estructuralmente invasivo, ello quiere decir que el mismo deberá tener el menor impacto visual posible y que el mismo deberá tener unas dimensiones que no resulten molestas ni desagradables. Dicho de otro modo, el armario trastero debe de ser estético y nada engorroso.
Esa necesidad de estética y de falta de impacto estructural para nada debe de ir reñida con otro de los atributos básicos que esta buena solución debe de poseer: su alta capacidad. O dicho de otro modo también, todo su diseño visual y estructural debe de ser compatible con que el mismo este dotado de la máxima capacidad de almacenaje posible y que la misma sea cómoda de utilizar.
Esto es muy importante pues no tendría ningún sentido tener un armario trastero visualmente perfecto y que en el mismo no pudiésemos almacenar nada, del mismo modo también carecería de sentido lo contrario: tener un espacio con una horrorosa estética pero de amplio almacenaje. Aquí como en casi todo en encontrar el equilibrio entre funcionalidad y estética/estructura está la virtud.
Y finalmente, y podríamos decir que por encima de todo, nada de lo anterior puede poner en entredicho o mermar la calidad y seguridad del armario trastero. En otras palabras, el armario trastero debe de ser bonito, no molesto y espacioso, pero por encima de todo ello el mismo debe de ser consistente y seguro.